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martes, 26 de octubre de 2010

Un respiro en el medio


Se que este blog es un espacio para escribir sobre la realidad mediática, sobre los efectos que me produce, y sobre todas las mentiras que usualmente nos dicen. Pero también pensé que este es un espacio para escribir y punto.
Y el escribir es justamente eso, conectar palabras una atrás de otra con algún tipo de sentido, o sin ninguno.
Por eso, después de esta introducción, que suena mucho a escusa para liberarme de toda critica literaria, les dejo lo siguiente


No te abrimos las puertas y aun así entraste en nuestra casa

Dominaste a tu antojo, te llevaste nuestra riqueza, nuestro idioma

Nos impusiste el tuyo, tu cultura, tu fe, tus prácticas, tus maneras

Te mantuviste como jefa hasta que te logramos echar

A como dio lugar, de cada una de nuestras habitaciones,

No sin esfuerzo, no sin dolor, te dijimos que no queríamos más

Que podíamos con nosotros mismos

Pasaron los años, volaron los calendarios, y tiempo después

Volviste desangrada, pobre, desgarrada, hambrienta

¿Qué milagro hizo que te abriéramos la puerta de nuevo?

Solo puedo pensar en nuestra capacidad solidaria

Te quedaste en casa, te abrigamos, te dimos de comer

Te dimos un trabajo, un hogar, una familia

Tu descendencia se hizo profusa, llenaste varias habitaciones

Y así disfrutaste de nuestra casa una vez más, pero compartiéndola

No dominándola, no imponiéndote, conviviendo

Viendo como tu linaje crecía y se mezclaba,

ya sin reconocer los tuyos de los nuestros

La hora de los problemas llegó

Las habitaciones de esta casa empezaron a crujir

Se desmoronaron los cimientos

Entonces empezamos a partir

Pensamos que nos recibirías en tu casa

Que tendrías la amabilidad y el sentido común

De devolvernos el favor de abrirnos tus puertas

En nuestro momento de incertidumbre

Descubrimos que no, que no somos bienvenidos

Que no hay sentido común, ni gentileza, ni amabilidad

Ni solidaridad, ni memoria, ni sentimientos en tu casa

No reconoces a la sangre de tu sangre

Negas cualquier parentesco, no solo de familia

Sino de situaciones, de este espejo de dos caras

Que te devuelve la mirada y te muestra tu desprecio

No logro entenderlo, no puedo tragarlo

Algún día sabrás que la gente se cansa

Que las puertas una vez abiertas se cierran

Que el abrazo cálido que te recibió dejó de esperarte

Que en las horas de oscuridad no habrá luces para iluminarte

En esta casa, no puedes ser bienvenida, no por nuestros deseos

Es todo merito tuyo.

Hasta siempre.


Es la "Carta de Latinoámerica a España"

Gracias

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