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lunes, 29 de noviembre de 2010

El plan perfecto


"Alguna vez triunfaremos con hombres propios de nuestra entraña y lo haremos de manera majestuosa" Estas podrían haber sido las palabras del holandés, aunque se que son una creación mía para darle forma a estas líneas. También podría haber dicho en su imperfecto español "la planificación vence al tiempo" y otras tantas formas de la misma idea.

Hablaré de algo tan trivial como el fútbol. Un deporte. Un juego reglamentado para su competencia. De eso hablaré para mostrar como los cambios son posibles gracias a la planificación y a la paciencia.
Dos virtudes despreciadas en esta realidad "instantánea" en la que vivimos, donde todo debe estar al segundo que lo queremos. Esta hermosa actualidad que nos permite conectarnos con la otra punta del planeta en segundos y nos desvirtúa la paciencia y la planificación.
Hoy se disputó un partido de fútbol que resultó ser uno de los eventos mas vistos por la humanidad (detrás del mundial de fútbol, los juegos olímpicos y el rescate de los mineros chilenos).
Barcelona recibió a Real Madrid en su estadio en un encuentro valido por el campeonato profesional de fútbol español. Barcelona ganó 5 a 0. Repitió resultado como hace 16 años. Pero entre aquel triunfo y este han pasado varias cosas que me permiten hacer la defensa de la planificación y la paciencia como virtudes.
Dos nombres propios: Johan Cruyff y Josep Guardiola.
El primero, exquisito jugador holandés, parte del fantástico equipo naranja de la década del 70 y luego catalán por elección, siendo técnico y mentor del estilo de juego de la institución blaugrana desde los principios de los 90.
El otro, capitán y volante central barcelonista, participe de aquel 5 a 0 del 94´como jugador y de este de hoy como entrenador.
En esos 16 años que hablo pasaron varias cosas.
Aquel Barcelona de principios de los 90´conducido por el holandés, tenia un estilo de juego vistoso al punto de ser denominado "Dream Team" (equipo de los sueños), aunque en su alineación contaba con varios jugadores incorporados y pocos surgidos del propio club, entre ellos el gran capitán de ese equipo, Josep Guardiola, quien aprendió al máximo la filosofía de juego del holandés y el desarrollo de club que proponía. La planificación de Cryuff estipuló formar a todos los jugadores de la institución bajo la misma concepción de juego y desarrollar al máximo el potencial de los valores futbolísticos del club.
Pasaron los años, Barcelona alterno buenas y malas, pero sin lograr explotar en todo su potencial la cantera de futbolistas propia. Fueron surgiendo grandes jugadores del club, pero siempre recurria a contrataciones rutilantes como todos los grandes equipos europeos.
Mas allá de eso, el plan de Cruyff se respetaba y La Masia (predio donde entrenan y se forman los juveniles) siguió funcionando con la misma fuerza.
La planificación fue respetada y la paciencia dio sus frutos y los viene dando hace ya un par de años. La historia se ha encargado de dar su vuelta preciosa para cerrar el circulo que nos permite verla y entenderla, aunque sea en parte.
Un técnico surgido del club, Guardiola, ocho jugadores titulares pertenecientes a las inferiores del club (en el partido de hoy dos de los tres sustitutos que ingresaron también son canteranos), un triunfo sobre el clásico rival con un resultado abultado y un juego vistoso y efectivo.
Otro 5 a 0, 16 años después, como si el tiempo no hubiese pasado y entre el sueño de Cruyff y la realidad solo hubiese transcurrido lo que el holandés tardó en explicar cual era su idea.


miércoles, 10 de noviembre de 2010

Algunas cuestiones editoriales

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El diario La Nueva Provincia de Bahía Blanca en la provincia argentina de Buenos Aires, publicó en el día de ayer, 9 de noviembre, su editorial referida a la muerte del genocida Emilio Eduardo Massera.
Hasta ahí nada raro. Pero leyendo la misma nos encontramos con ciertas afirmaciones escalofriantes, como mínimo.

Bienvenidos a la editorial "Murió el Almirante Massera" del diario La Nueva Provincia. (http://www.lanueva.com/edicion_impresa/nota/9/11/2010/ab9004.html link de la misma en internet)


" No tendría sentido esbozar aquí una suerte de biografía en cifra del almirante Emilio Massera, fallecido ayer, a la edad de 85 años, en el Hospital Naval. No porque la figura en cuestión careciese de interés para legitimar un propósito semejante, sino porque no es éste el espacio y, mucho menos, la oportunidad. Llegará el día en que, si no acallados para siempre, cuando menos atemperados los odios y las pasiones que despertara en sus años de esplendor político --contemporáneos al así llamado Proceso de Reorganización Nacional del cual fue, por paradójico que resulte, uno de sus forjadores y, al propio tiempo, una de sus principales víctimas--, pueda acometerse dicha empresa con mesura e imparcialidad."



Evidentemente llamar a Massera victima del Proceso de Reorganización Nacional es, por lo menos, irónico teniendo en cuenta la cantidad de victimas humanas que hubo en esa oscura época.
Espero realmente que nunca llegue el día en que la mesura y la imparcialidad dejen de llevar a pensar que los muertos son muertos, los desaparecidos son desaparecidos y los bebes robados son bebes robados. Que los crímenes cometidos por el Estado son atroces, y que nadie merece ser condenado sin un juicio justo.



De lo que se trata y de lo que tratan estas líneas, escritas apenas conocida la noticia de su muerte, es de otra cosa. Por de pronto, de trazar siquiera sea a vuelo de pluma, una semblanza del personaje. Nacido en Paraná, el 19 de octubre de 1925, ingresó en la Armada, como cadete del Cuerpo General, en 1942 y tuvo una destacada carrera que lo llevaría a comandar distintas unidades de la Flota y la fragata "Libertad", en 1966; a cumplir funciones de profesor en la Escuela Naval Militar y la Escuela de Guerra Naval; a cargos de relevancia en puestos de gabinete del Comando en Jefe y, entre 1971 y 1976, a cubrir los cargos de Secretario General Naval y Comandante de Operaciones Navales.



Bla, bla, bla.



Antes de marzo de ese año, su carácter enérgico y acentuada vocación política --nada común en la Armada--, lo situaron en lugares de relevancia, razón por la cual a nadie sorprendió cuando el mismísimo Juan Domingo Perón reparó en él para asumir la conducción de la Marina. No desentonó entonces, a pesar de tener que sortear innumerables dificultades, fruto de la tradicional enemistad que, desde antes de septiembre del '55, había caracterizado las relaciones del peronismo y la fuerza naval. Fue durante esa época cuando sus dotes de negociador y conductor político se solaparon y hasta por momentos opacaron a las propias del Almirantazgo. Fue entonces, también, que su apellido comenzó a dividir aguas en la fuerza: había nacido el "masserismo" y, obviamente, su oposición, fenómeno harto inusual en un arma tan celosa de sus tradiciones y tan refractaria a los liderazgos carismáticos con proyecciones políticas.



Es un hermoso relato de la construccion de poder del señor democratico Massera.



Analizada su figura desde esta perspectiva, la suya fue una personalidad atípica, acaso única en la historia de los hombres de mar, sólo comparable --aun cuando todas las comparaciones, según reza el adagio clásico, sean odiosas-- a la de Isaac Francisco Rojas. No en virtud de una inexistente comunidad de ideas o de una misma forma de concebir la acción política. Sólo en razón de este dato decisivo: han sido los dos únicos almirantes que, por distintos motivos, despertaron pasiones encendidas a favor o en contra --poco importa-- en el curso del siglo XX en la Argentina.



¡Que gran comparacion hace esta editorial! Massera e Isaac Rojas. Ambos marinos. Ambos asesinos. Uno del proceso del 76´, el otro del bombardeo a civiles del año 55´.




Massera, más osado que Rojas a la hora de ejercer el poder, tuvo especial protagonismo a partir del pronunciamiento militar del 24 de marzo de 1976 y hasta septiembre de 1978, período en el cual integró la Junta de Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas.



Osadisimo Massera, imaginese usted. En la ESMA (Escuela de Mecanica de la Armada), lugar del cual era amo y señor, pasaron miles de personas que fueron torturadas, violadas, abusadas, robadas, asesinadas, silenciadas.



En ese año pasó a situación de retiro por propia voluntad, con la secreta esperanza de vertebrar un movimiento político capaz de llevarlo a la presidencia de la República. Quizá haya sido ésta la mayor ambición de su vida que, con todo, no pasó de ser un sueño fugaz y trunco por el final patético --con pena y sin gloria-- del Proceso de Reorganización Nacional.



Este señor, que fue condenado por la justicia, soñó que después de tanto horror que desplegó, el podía ser un líder natural y "democrático" para el pueblo. Menos mal que el proceso tuvo un final. ¿Cuántos muertos mas hubiesen habido sino?




No fue, demás está decirlo, la mezcla de Maquiavelo y asesino serial que han pintado sus enemigos, tan feroces a la hora de enjuiciarlo con la pluma, como lo habían enfrentado antes en esa tremenda guerra civil en la cual ellos llevaron la peor parte.




Podríamos preguntarnos como debemos definir a un hombre que la justicia condenó a cadena perpetua por tres casos de homicidio con alevosía, 12 de tormentos, 69 privaciones ilegales de la libertad y siete robos. Esto es lo que pudo ser probado, no significa que no haya cometido mas crímenes.
Además es asombroso que pasados 34 años del comienzo de ese proceso, alguien en su sano juicio pueda llamar "guerra civil" a esos siete años.




Tampoco fue, mirado a la distancia, el clásico almirante forjado en el molde de Brown. Tuvo la descomunal y trágica potestad, a la vez, de ser --junto a los otros miembros de la Junta de Comandantes-- dueño de la vida y de la muerte de las personas, algo que nadie, ni siquiera Rosas, en el siglo XIX, y tampoco Perón, en el siguiente, tuvieron en esa escala.




¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Menos mal que otros seres humanos no tuvieron la descomunal y trágica potestad de ser dueño de la vida y muerte en Argentina!!!!!!!!!



Como no podía haber sido de otra manera, el ejercicio de tamaño poder lo signó para siempre. Que a veces ese poder se usó mal, no es, a esta altura, ningún descubrimiento. Pero salvo en las conflagraciones de fantasía o en las que se desarrollan en mesas de arena, todas las formas de guerra irregular terminan de la misma manera: al terror se le opone el contraterror.



Repito: condenado judicialmente por tres casos de homicidio con alevosía, 12 de tormentos, 69 privaciones ilegales de la libertad y siete robos.




A los principales responsables del Proceso --y el almirante Massera fue uno de ellos-- les tocó en suerte la decisión más difícil que haya debido enfrentar militar alguno en el último siglo y medio de historia argentina: ¿cómo tratar a un enemigo que había adoptado características criminales en la consecución de la lucha política? Si hicieron bien o mal en aplicar los métodos antiterroristas por todos conocidos, es algo que seguirá siendo materia de discusión por espacio de décadas. Mientras tanto, el flagelo subversivo fue cortado de raíz, ahorrándole males inimaginables al país.



Gracias por ahorrarnos los males como las monjitas francesas, los curas palotinos, Angeleri, Mugica, Rodolfo Walsh y Azucena Villaflor entre otros. No se podía vivir en un país con esos peligros.



Como quiera que haya sido, en el plano político el Proceso de Reorganización Nacional resultó, a la postre, un fracaso tanto más ostensible cuanto que nunca antes se habían dado entre nosotros las condiciones para que un gobierno sentase las bases de una Argentina distinta. En cambio, las rencillas absurdas entre los miembros de la primera Junta de Comandantes y la incapacidad para acometer los cambios de fondo que la Nación pedía a gritos, hicieron que la empresa política epilogara de manera lastimosa. En ese terreno, no lo que hizo la Junta --cualquiera sea el juicio que nos merezca-- sino lo que, con el enorme poder del gobierno militar, dejó de hacer, signará para siempre a sus integrantes.



No estoy de acuerdo en que hayan fracasado. El plan sistemático de desaparación de personas, robo de bebes y propiedades de los asesinados, la patria financiera y no productiva, el desempleo, la flexibilización laboral, la no posibilidad de discusión y protesta, el aumento exagerado de deuda externa y tantas otras cosas fueron ejecutadas a la perfección.
Ha sido, posiblemente, el "gobierno" argentino que mas cumplió con su plan original.



La muerte del almirante Massera ha despertado la ira de quienes no saben perdonar y el odio de los que no pueden olvidar. Unos y otros parecen no darse cuenta que prolongan así la pasada guerra civil. Massera, cargado de años y con la experiencia de su derrota política a cuestas, hacía ya tiempo que había dado por terminada dicha contienda. En ello demostró un espíritu abierto a la reconciliación y ajeno a todo sectarismo, que lo honra.




No hay posibilidad de honra en una persona que reivindicó los crímenes cometidos, que se adjudicó el poder de la vida y la muerte sobre otros seres humanos, que fue tan cobarde que no declaró todo lo que cometió y se llevo a la tumba, datos para esclarecer muchos hechos no aclarados 34 años después.

Llamativo decir que ha despertado "la ira de quienes no saben perdonar y el odio de los que no pueden olvidar". Todos "ellos", sean quienes sean, le dieron a Massera algo que el no ofreció a otros.

Sin merecerlo, Massera encontró justicia en la sociedad argentina. Nadie lo asesinó, lo abusó, lo violó, lo ejecutó, lo picaneo, lo defenestro en su dignidad humana, le robó sus propiedades, sus hijos, su historia.

Aún en este ultimo momento de su vida, su familia pudo despedir sus restos y darles sepultura.

Nada de esto le ofreció Massera a todos los seres humanos que pasaron bajo sus garras.

Como reza el afiche muy bien hecho por "Murra Creativa" tras la muerte del genocida:

QUE DESCANSE LA PAZ

jueves, 4 de noviembre de 2010

El juramento de los hipócritas



Los médicos tienen un juramento hipocrático, que rezan cuando se reciben y entre otras cosas jura "defender la vida... no hacer daño"

Nosotros los periodistas no tenemos algo parecido, pero supuestamente trabajamos, y por lo tanto los medios que nos nuclean, defendiendo la libertad de prensa, que es tal gracias a que supuestamente, también, decimos la verdad.

¿Que verdad? Vaya uno a saberlo. Se dice que hay tantas verdades como personas, pero también se sabe que hay verdades que son únicas. Por eso 2 + 2 es igual a 4 y cosas por el estilo.

Cuando damos noticias sobre hechos delictivos, sobre barbaridades que cometen otros seres humanos, sobre injusticias sociales, nos paramos en el Olimpo de la verdad y la justicia, no solo somos simples observadores sino que nos convertimos en pequeños fiscales de la sociedad.

Así es como informamos sobre sindicatos que no cumplen con su función de proteger a los trabajadores, sobre lugares adonde no llega el estado y se mueren los niños, sobre estafas, robos, sobre incendios y mas hechos condenables.

Ahora, ¿qué pasa cuando algunos de esos tipos de hechos suceden en nuestro seno? ¿cómo seguir denunciando hechos de la sociedad sino podemos solucionar los propios?

Hoy, 4 de noviembre, se cumplen diez años, si si una década, que Clarín despidió a 117 trabajadores de la empresa. No a cualesquiera. Dentro de esos trabajadores estaba toda la comisión gremial interna. Y desde ahí hasta ahora, como bien reza la convocatoria que esta sucediendo en estos momentos, "Diez años sin asambleas, sin elecciones internas, delegados ni actividad sindical"

Es increíble que esto suceda siendo invisibilizado al resto de la población. Pero justamente, somos nosotros los periodistas, que formamos parte de los medios, los que elegimos que el pedido de justicia laboral de nuestros compañeros, no merece ser calificado como un hecho noticioso.

¿Donde están los colegas mas visibles con sus pedidos? ¿Donde quedan esos paladines de la justicia que hace 10 años no ven esta situación? ¿Cómo no hicieron noticia a los colegas del diario Critica que quedaron en la calle?

Lamentablemente, no solo nos encargamos de deformar la realidad mintiendo o tergiversando la información, sino también ocultándola.

Somos el ultimo bastión de la hipocresía humana, nada mas que eso.

Links del informe en dos partes que hicieron los trabajadores despedidos


http://www.youtube.com/watch?v=8_scDUoUZk0&feature=related



lunes, 1 de noviembre de 2010

Lo que nace al calor del dolor


¿Qué es en definitiva lo que nos moviliza?

¿Qué es lo que nos nace desde el fondo del corazón a todos los que nos creemos “apartidarios” políticos, pero con algún tipo de ideal?

Somos parte de la generación argentina que nació en medio del infierno de la dictadura. En nuestra niñez la primavera democrática alfonsinista nos pasó de largo porque justamente éramos niños.

Fuimos creciendo y en nuestra primera adolescencia nos llenó el neoliberalismo feroz que no solo destrozó la sociedad, sino que también minó cualquier posibilidad de militancia.

¿Militancia para qué? Si todo era la misma mierda, si los peronistas no se parecían en nada a Perón y Evita. Si la oposición hoy era oposición y mañana se aglutinaba ante cualquier ofrecimiento del gobierno. Las voluntades políticas se compraban. Los partidos no importaban. El turco, que tan mal nos hizo, le daba la mano a los asesinos como Rojas, y el boleto libre de la impunidad a los represores con el indulto.

Los años siguieron pasando y el neoliberalismo nos destrozó de tal manera que el grito de despedida fue ¡Que se vayan todos, que no quede ni uno solo!

El Estado que se achicó para agrandar la Nación se llevó consigo no solo las empresas estatales, sino la dignidad humana y con ella la noción de que entre todos construimos y discutimos el país. Si. El país lo hacemos todos y cada uno de nosotros. Los que nos gobiernan son parte nuestra. Nos olvidamos tanto de eso durante todos esos años que nos pareció tan raro este pingüino que hablaba raro, se mostraba cómico y se peleaba con pesos pesados.

La primera señal de que algo estaba cambiando era justamente eso: los rivales elegidos. La no memoria impulsada por los de siempre, los jerarcas militares impunes, las corporaciones que buscan siempre que seamos carroña para sus buitres.

La segunda señal fue que de a poco empezábamos a hablar de política con otros. De política en serio. No de la Ferrari, las boludeces y otras tantas. Sino de redistribución de ingresos, modelos de país, revisionismo histórico, de que mierda queremos como argentinos.

La tercera señal y posiblemente la más definitiva son los pasos en el gobierno de Cristina: ir contra el resto de los rivales: el multimedio que nos maneja, los terratenientes de campo (que no son el campo, pero se adueñaron de esa expresión), las bancas que manejaban nuestro dinero previsional, la concentración informativa en torno a Buenos Aires, la ausencia del Estado.

¡Si che! Habíamos pasado de echar a todo el mundo a la mierda a pensar en política, a discutir de política y a vivir más “cívicamente comprometidos” en la Argentina.

Posiblemente sean esas cosas las que despedimos, las que lloramos, las que nos llevaron a movilizarnos y a decir ¡Que cagada!

Pero después de eso, pienso y todo cambia. Las imágenes del velorio muestran que no estoy solo, que no lo estamos. Que hay muchos que sienten algo parecido a esto.

Eso no nos hace kirchneristas, sino argentinos que quieren decidir hacia adónde vamos. Nos hace entender que queremos un rumbo para el país y que vamos a pedirle a aquellos que quieran representarnos que hay cosas que no tienen que cambiar nunca.

Nadie va a escribir las páginas de nuestro libro sino nosotros mismos.

Empecemos a escribirlas. Durante mucho tiempo estuvieron vacías.