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jueves, 14 de octubre de 2010

33 milagros de vida, un desastre de medios


Impactante. Emocionante. Deslumbrante. Maravilloso. Y finalmente, el adjetivo más repetido ayer en todo el mundo, MILAGROSO.

Todos estos calificativos se usaron para describir el rescate de los 33 mineros atrapados a cientos de metros bajo tierra, en un operativo digno de un guion hollywoodense 100%, con una trama de 69 días de cobertura, 20 y pico de los cuales se desconocía si estaban vivos, y un éxito asombroso con una jaula – ascensor que iba y venía al centro de la tierra sacando trabajadores que vivieron lo impensado.

El show fue completo. Familiares, presidente y primera dama, ministro de minería, grupo de rescate y miles de periodistas, cámaras, vaya a saber cuántas cosas más, y una palabra repetida hasta el hartazgo, ¡HEROES!

¡Y vaya si lo son! Mineros que vuelven de la muerte, mortales que suben del Hades a la vida, que se sobreponen a una tragedia, a un accidente.

¿Accidente?

Aquí entramos en el punto en el cual el guion hollywoodense (de un evento con más espectadores que la final del mundial de fútbol) empieza a flaquear por todos lados. ¿Nadie en la cantidad de horas de cobertura fue capaz de hablar del rol de víctimas de estos mineros? ¿No hay una sola mención a los errores empresariales en su avidez por más y mas dinero a costo de la vida de los trabajadores?

Si la hay. Luis Urzúa, el último de los mineros rescatados, se lo dijo en persona al presidente Piñera a segundos de volver a la tierra, “que esto no se vuelva a repetir”.

¿Qué es “esto” que menciona Urzúa? Seguramente la inseguridad laboral, los pobres sueldos que ganan esos trabajadores, las pésimas condiciones de seguridad de esos emprendimientos que les “ahorran” inversiones a los empresarios.

Un ejemplo de todo esto, el caso de Franklin Lobos, uno de los mineros, quien además de trabajar en la mina como conductor, tiene un segundo trabajo como chofer de transporte público ya que lo de la mina no le alcanza. Para conocer esta historia no tuve que indagar demasiado, la repitieron hasta el hartazgo mientras la capsula bajaba a buscarlo a él, pero a nadie le pareció que eso explicaba la precariedad de estos trabajos, sino una nota más de color.

Como otro ejemplo de esta dura realidad, tapada por lo milagroso de la situación, esta la declaración del mas histriónico de los mineros, Mario Sepulveda, segundo en salir, quien en su verborragia tras volver a la tierra exclamo “lo único que les pido es que no me traten ni como artista ni como periodista, quiero seguir siendo el de siempre”. Un freno de mano al show, a la banalización de la vida que día a día construimos los periodistas y los medios, una frase que resume que lo importante y que no.

¿Qué no lo es? Si alguno tenía dos mujeres, si Sepulveda es histriónico, si 22 de los 33 se arrodillaron al salir, si Piñera es alegre o triste.

¿Qué es lo importante? La vida de estos seres humanos, las pésimas condiciones laborales, lo que los gobiernos permiten que hagan las grandes empresas para ganar más aunque eso signifique sacrificar vidas humanas, la realidad de la minería en Chile y otros países latinos, en fin, la dignidad humana.

Celebro por estos HEROES, VICTIMAS, HUMANOS, TRABAJADORES, LUCHADORES, nos muestran que las cosas son posibles, y que aun en las grandes gestas, los medios y los periodistas seguimos quedando muy lejos de estar a la altura de las circunstancias.

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